martes, 4 de noviembre de 2008

Un policía estatal perdió la vida en el tiroteo que duró más de dos horas

Sitian la Kennedy mientras delincuentes atacan el C4
Nogales se convirtió por más de tres horas es un escenario de cruentas batallas entre sicarios del crimen organizado y hoy por primera vez con policías de los tres niveles de gobierno y el Ejército Mexicano. El saldo como en cualquier guerra es sangriento y fatal, extraoficialmente se habla de seis sicarios y dos policías muertos, así como cuatro detenidos.
La balacera iniciada poco antes de las 10 de la noche se escuchaba en la mayor parte de la ciudad, las detonaciones de granadas y armas de alto poder por más de dos horas hicieron entrar en pánico a los residentes de las colonias Kennedy, Granja, Encinos, El Rastro, Altamira y otras de los alrededores.
Los vecinos solicitaban vías estaciones de radio la intervención de las autoridades al escuchar muchos disparos, sin saber que los policías eran quienes sostenían un cruel enfrentamiento con un grupo de gatilleros que no querían rendirse.De haber iniciado en la colonia Granja, en la huida llegaron hasta las calles Kennedy y Periférico, donde se refugiaron en la parte posterior de una plaza comercial y en un Oxxo.
En ese lugar se hizo el intercambio de disparos y el lanzamiento de granadas por espacio de casi una hora, los gatilleros corrieron por las calles de la colonia Kennedy hasta llegar a un domicilio de la calle privada Gavilondo, donde la batalla se recrudeció porque los sicarios disparaban desde adentro de la vivienda.
Durante el lanzamiento de granadas en la batalla, dos policías resultaron heridos, no se precisó sin con esquirlas o impactos de bala, pero fueron llevados a un nosocomio, extraoficialmente se dijo que elementos de la Agencia Federal de Investigaciones resultaron lesionados.
Por unos instantes las ráfagas dejaban de escucharse, pero luego volvían a sonar, en el intercambio de bala fueron quedando los heridos. Durante la balacera se fueron provocando daños en las viviendas de los alrededores y fugas de gas en algunas de ellas al ser dañadas las tuberías con las balas.
En la casa de seguridad de la privada Gavilondo en la colonia Granja, fue donde más se intercambiaron disparos entre los delincuentes y elementos de las Policías Municipal, Agencia Federal de Investigaciones, Policía Estatal de Seguridad Pública, Policía Federal y el Ejército Mexicano.
Unidas todas las corporaciones, como debió haber pasado con otros incidentes, superaron en cantidad de personal, armas, balas y estrategia a los sicarios que no tenían otra opción más que rendirse o morir, la mayoría de ellos optó por la segunda y sólo uno se entregó, aunque no se dijo el nombre, presuntamente fue identificado cono el cabecilla de una célula del crimen organizado.
Adentro de la casa quedaron los cadáveres de quienes pensaron iban a poder con la autoridad, hasta el cierre de la edición no eran sacados al estar haciendo la labor correspondiente de las autoridades y no se dijo en forma oficial cuántos eran.
El comandante de la Policía Estatal Investigadora de esta ciudad, Odilón Luna, resultó lesionado en una pierna por las balas, nada de gravedad, pero eso no fue impedimento para que dejara la batalla, luego de ser atendido en un nosocomio, volvió a la zona de guerra para seguir enfrentando a los sicarios.
El agente de la PEI que perdió la vida fue identificado con los apellidos de Gálvez Siza, alías “El Tigre”. El agente de las fuerzas federales de apoyo asesinado fue identificado como Alejandro Salas Ramos, de 32 años de edad.
Aunque algunos elementos se quedaron sin balas, al ver a sus compañeros sin vida, se llenaron de impotencia, lo que los orilló a seguir con la lucha en la espera de que les llevaran más cartuchos para seguir disparando.
También se dijo que policías resultaron heridos con quemaduras debido a las explosiones de las granadas y fueron llevados a los nosocomios por sus propios compañeros.
Después de cuatro horas de lucha, en la cual detonaron miles de balas y varias granadas, la policía y el Ejército pudieron tomar el control del área de guerra y hacer la captura del sujeto.
El Ejército Mexicano demostró su poder a los delincuentes.
Tan solo una corporación disparó más de 13 mil balas para hacer frente a los sujetos.
Extraoficialmente se dijo que los policíás´atendieron una llamada anónima donde reportaban que en esa casa de encontraban los asesinos del comandante de la PESP y al llegar fueron recibidos a balazos. Fuente Diario de Sonora

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